León, Guanajato.- El Ayuntamiento de León encabezado por Héctor López Santillana pierde el Estadio León en un litigio que llevó varios años y que a final de cuentas y después de desperdiciar miles de pesos, lo ha ganado el polémico Roberto Zermeño.
Miembros de la oposición en el ayuntamiento de León culpan a los malos manejos de los panistas en este litigio.
Un fideicomiso mal hecho y la extinción del mismo anticipadamente, fue el origen de una serie de pleitos judiciales que llevaron a la pérdida del Estadio León patrimonio Municipal de los ciudadanos.
El actual Secretario del Ayuntamiento Jesús López Gómez y el actual Contralor Municipal Esteban Ramírez quienes fungían como Secretario del Ayuntamiento y Director del Jurídico respectivamente, fueron los encargados de elaborar el contrato del Fideicomiso en el año 2000 que estuvo mal hecho desde origen. Sin embargo el error más grave fue la extinción anticipada sin motivo en el 2007 propuesta por Francisco García León durante el gobierno de Vicente Guerrero, abrieron la puerta para que los empresarios Roberto Zermeño y Héctor González presentaran las demandas para poder lograr la posesión del inmueble.
En su momento, los priístas en el Ayuntamiento votaron en contra de la creación del Fideicomiso y de su disolución sin motivo. Aún así la mayoría panista incluido el ahora flamante aspirante del PAN a la gubernatura Diego Sinhue Rodríguez Vallejo votaron a favor, con esta acción le dieron toda la posibilidad a Roberto Zermeño y su socio de interponen las demandas con las que hoy lograron su objetivo de que les regresaran la propiedad del Estadio León.
Por más que busquen lavarse las manos, por más que busquen culpar a otros, los únicos responsables fueron los panistas que votaron a favor de un Fideicomiso mal hecho con muchas omisiones de importancia y los que votaron a favor de la extinción anticipada sin motivo para hacerlo. Debería Diego Sinhue entre otros personajes, explicarle a los ciudadanos el por qué votaron por la extinción anticipada si no era necesaria. Debe haber responsables por el daño y la falta de diligencia con la que actuaron.