Guanajuato, Gto. Jun.- El Grupo Parlamentario del PRI en voz de la diputada Celeste Gómez Fragoso, exhibió que el Gobierno de la República, al cierre de la Jornada Nacional de Sana Distancia y en pleno lomo de la curva por coronavirus, se deslinda de responsabilidades al transferir la papa caliente a los estados.
En asuntos generales de la sesión del Congreso del Estado, la legisladora del Partido Revolucionario Institucional pidió el uso de la palabra para manifestar las contradicciones y la inadecuada toma de decisiones del Gobierno Federal, respecto a la pandemia del Covid-19.
Agregó que la pandemia ha dejado difíciles y trágicos momentos en el mundo entero, pero la diferencia la hace cada país, con su capacidad de hacerle frente a la adversidad que estamos viviendo.
De manera cronológica, la diputada Celeste Gómez Fragoso citó que en México se presentó el primer caso el día 28 de febrero, y aun cuando la Secretaría de Salud, recomendó no abrazarse ni saludarse de mano o de beso para evitar contagios, el presidente seguía con sus giras poniéndose en riesgo él y las personas que asistían a esos eventos.
El 14 de marzo el Secretario de Educación, Esteban Moctezuma, informó sobre la suspensión de clases en las escuelas de educación básica y media superior, mismo día que el subsecretario López Gatell, dio a conocer una serie de medidas para evitar la propagación del Covid 19, el cual denominó Jornada Nacional de Sana Distancia. A esa fecha existían 41 casos confirmados.
Derivado de lo anterior se pospusieron conciertos, eventos deportivos, turísticos, y culturales, sin embargo, ese mismo día el Presidente López Obrador, en Ometepec municipio del Estado de Guerrero y pese a las recomendaciones del Subsecretario de Salud, de suspender eventos masivos y de evitar el contacto con el fin de evitar la propagación del Covid 19, tuvo la ocurrencia de abrazar y besar a una niña lo cual fue transmitido a nivel nacional, y no conforme con eso en todo su recorrido se la pasó repartiendo besos y abrazos a menores y mujeres que lo esperaban.
El día 17 de marzo, se cancelaron los eventos religiosos de la semana santa, con la finalidad de evitar la aglomeración de personas, a esa fecha existían 93 casos confirmados.
Sin embargo, el 18 de marzo, aun sin un Plan estratégico definido, nuestro presidente tuvo una más de sus ocurrencias al presentar “El escudo protector, el detente, detente enemigo, que el corazón de Jesús está conmigo”, mientras la realidad nos mostraba que se había arribado al número de 118 casos confirmados.
El 22 de marzo, después de 24 días del primer caso, se tomó la medida de cerrar bares, cines, teatros, zoológicos, cantinas, discotecas, centros nocturnos, museos, baños de vapor, gimnasios y suspender eventos en iglesias. Para esa fecha, había 316 casos confirmados y desafortunadamente 2 defunciones.
El 14 de mayo de 2020, se publicó en el DOF, el acuerdo de la Secretaria de Salud por el que se estableció una estrategia de reapertura de actividades sociales, educativas y económicas, así como un sistema de semáforo por regiones, para evaluar semanalmente el riesgo epidemiológico relacionado con la reapertura de actividades en las entidades federativas, respecto al cual, algunos gobernadores no estuvieron de acuerdo; y para esa fecha contábamos ya con 42,595 casos confirmados y 4,477 defunciones.
Aunado a todo lo anterior el 30 de mayo el subsecretario López-Gatell, anunció que concluiría con la Jornada Nacional de Sana Distancia; y que en lo sucesivo, se aplicará el sistema de semaforización, y las medidas a aplicar serán de la responsabilidad exclusiva de los gobernadores estatales.
A esa fecha existían en México más de 90 mil casos confirmados y 9,930 defunciones; y el Gobierno de la República, se deshizo del problema, porque el señor presidente se va de gira a hacer campaña.