San Miguel de Allende.- A unos días de cumplir 67 años de edad, el cineasta estadunidense Gus Van Sant, fue homenajeado en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato.
My Own Private Idaho “me dio la confianza de hacer las cosas como las quería, me liberó de esquemas y me permitió experimentar”.
Gus van Sant se enamoró de la transgresión cuando tenía 14 años, gracias a su maestro de artes y su profesor de inglés, quienes utilizaban películas y libros poco usuales en sus dinámicas académicas.
“Cuando uno tiene esa edad hay mucha psicología en todo lo que te pasa. No veía lo que me mostraban mis maestros como un escape o entretenimiento, sino que despertaron en mí la curiosidad por ver otras cosas (…) Era 1961, y la sociedad era muy conservadora, no veía con buenos ojos a mis maestros con esos métodos”, dijo el realizador en su conferencia magistral realizada en el Teatro Ángela Peralta, en el marco de la edición 22 del Festival Internacional de Cine de Guanajuato, que le rindió homenaje.
“En ese momento había muchos pintores y cineastas como Andy Warhol, que empezaban a experimentar en el cine. Y yo pensaba que si un pintor había hecho cine, ésa era la dirección que quería seguir”, dijo y luego habló del inicio de su historia en el séptimo arte, “me mudé a Hollywood cuando salí de la universidad y ahí trabajé para un comediante que se ocupaba de su primera película sobre interludios cómicos y escribía su segunda película que se llamaba Mobile, que era para los freaks que se fijaban en la alta tecnología”.
Después de unas experiencias poco favorables el realizador viajó a Nueva York a gastar todo su dinero en su primera película Mala Noche (1986), “nadie quería participar porque era sobre una relación homosexual, lo consideraban demasiado provocador para la época. Tardamos dos años en conseguir a los dos actores”, dijo.
Por esos tiempos también se comenzaba a dar una relación especial entre el cine y la música en la que los directores hacían los videoclips de los cantantes, así llegó a colaborar con David Bowie: “No podía decirle que no, aunque tampoco salió como esperaba. Se trataba de una dinámica que era nueva para la televisión, al principio todos los cineastas lo dudábamos pero con el tiempo se volvió algo necesario para la venta de discos”, mencionó.
Su primer gran éxito se dio con el filme Drugstore Cowboy, la cual contó con Matt Dillon como protagonista: “A él le interesaba trabajar con cineastas jóvenes y yo hasta ese momento había trabajado en películas tradicionales. Eso creó una conexión especial».
Luego llegó My Own Private Idaho (1993), el filme de culto que le abrió las puertas del Hollywood más comercial, “en este filme se generó la energía que me dio la confianza de hacer las cosas como las quería, me liberó de esquemas y me permitió experimentar. Ahí seguí mis instintos sin seguir las reglas del cine (…) Incluso fue raro desde el guion porque lo escribí con diferentes estilos y tamaños de letra para darle distintos significados. Un productor de Universal me dijo que estaba bien pero que no se podría hacer. Me lo dijo porque en Hollywood les gusta controlar los proyectos, nosotros sentimos que podíamos salir adelante y gracias a los actores Keanu Reeves y River Phoenix. Ahora me sorprende venir y que sepan de la película. Nunca me imaginé la influencia que llegaría a tener”, comentó.
Luego llegó el turno de Mente Indomable (1997), que lo llevó a los Premios Oscar cuando los jóvenes Matt Damon y Ben Affleck decidieron que fuera él el director del guion que escribieron: “Me llamó la atención la historia del personaje central que estaba inspirado en el papá de Ben Affleck. Fue un enigma porque ellos no cedían a que hubiera actores que interpretaran los personajes, ellos querían seguir los pasos de Sylvester Stallone y convertirse en actores”, dijo.
Otro de sus filmes importantes fue Elefante, con el cual ganó la Palma de Oro del Festival de Cannes en el 2003, inspirada en la matanza del Instituto de Colombine, “lo que pasó con ese proyecto es que la prensa se obsesionó con la historia y los artistas no querían hablar del tema porque pensaban que cualquier representación sería de mal gusto pero yo estaba convencido de que debería llegar a verse en televisión para que se supiera del caso. Eran tiempos en los que Bill Clinton combatía la posesión de armas. Lo llevé con HBO y me dijeron que no podían hacer un documental pero sí una especie de ‘elephant in the room’ (frase inglesa que se usa para referirse a temas de los que nadie quiere hablar), que en su momento artistas británicos como Danny Boyle hicieron para hablar de la violencia en los años 80. Incluso nos dieron permiso de usar el nombre”.
Finalmente, además de compartir algunas otras anécdotas de rodaje, el cineasta hizo una reflexión sobre el momento que vive la industria: “Finalmente está cayendo la fuerza controladora de Hollywood, y nosotros nos caemos con ellos porque estamos dentro. El streaming ha cambiado todo, y ahora no sólo hay una competencia entre películas. Los que hacemos cine también tenemos que competir con videojuegos, deportes y otros medios de entretenimiento. Será duro pero seguiremos”, concluyó.