Novillada de lujo en la plaza de Toros La Luz

León, Gto.- La novillada de lujo realizada el pasado sábado en la plaza La Luz permitió ver que la fiesta brava tiene figuras a futuro, promesas que se van haciendo realidad.

Partieron plaza Juan Pedro Llaguno y Miguel Aguilar, ambos en su despedida como novilleros, además de Arturo Gilio. Tres jóvenes que llevan el toreo en la sangre y en el alma.

Ante una media entrada en el coso leonés, despacharon un encierro de la ganadería de San Martín, bien presentados pero de juego desigual, que fueron una dura prueba para los toreros.

ADIÓS AL NOVILLERO, HOLA AL TORERO

Juan Pablo, heredero de la dinastía Llaguno, terminó este sábado en León su trayectoria novilleril. El próximo sábado tomará la alternativa en la plaza México, y demostró tener preparación.

De celeste y oro, recibió con verónicas al abreplaza “Joaco”, de 428 kilos. Intervino Miguel Aguilar con un quite por chicuelinas y bajas, a las que Llaguno respondió con chicuelinas antiguas. Un breve concierto de capote para delicia de los tendidos.

Colocó con arte las banderillas, para luego torear con la muleta en el centro del ruedo, en un palmo. “Joaco” embestía bien por ambos lados, aunque Juan Pedro lo manejó mejor por naturales. Mató con media estocada bien puesta y descabello, para recibir palmas.

Con su segundo, el cuarto de la tarde, “Ilusión”, de 410 kilos, demostró que sentir el toreo es un don. De nueva cuenta se lució con el capote, quitando por chicuelinas. Volvió a poner banderillas, con un excelente primer par que le fue ovacionado. En la faena de muleta, enfrentó al astado con rodilla en tierra. El cárdeno bragado asistió a una buena tanda de naturales en el centro del ruedo. Pinchazo y entera, para una oreja.

 

AGUILAR, EN PUNTO

El aguascalentense está a dos semanas de tomar la alternativa. Será en la plaza México con Julián López “el Juli” como padrino, y Octavio García “el Payo” como testigo. Hay ilusión en el joven, pero también madera, y así lo demostró este sábado en León.

De blanco y oro, Miguel Aguilar recibió con verónicas y quitó por saltilleras a “Tres Triunfos” un zaino de 405 kilos, bravo al caballo y picado en exceso. Con la muleta, intentó por derecha con varias series ante un novillo que protestaba en cada embestida; por naturales lo mismo. Al final, Aguilar ejecutó unas manoletinas tan ajustadas que arrancaron el ¡olé! unísono. Estocada entera, para una oreja.

Con el quinto de la tarde, “Viajante, de 380 kilos, Aguilar refrendó haber cumplido ya su paso novilleril. Recibió con un afarolado de rodillas, apretado; luego, una tanda de verónicas. Con la muleta volvió a torear de hinojos, logrando una serie completa en el centro del ruedo. Mientras ejecutaba una serie de derechazos, se confió de más y fue levantado por el novillo, que desarrolló sentido e iba al hombre. Aun así, el ya casi matador de toros culminó la faena con manoletinas de rodillas. Luego de un pinchazo, clavó tres cuartos de acero y obtuvo una oreja.

 

GILIO: MUCHO NERVIO, POCO TINO

El experimentado coahuilense Arturo Gilio, de tabaco y oro, recibió a “Palita”, tercero de la tarde y con 400 kilos, llevándolo hacia las afueras con suaves capotazos, pegó un par de verónicas y un quite por chicuelinas; Llaguno apareció con un quite por delantales. Le fue imposible fijar al toro, que nunca se ajustó. Gilio aún se esforzó tratando de impactar con unos molinetes y bernardinas. Escuchó dos avisos tras colocar media tendida; estuvo también errático con el descabello.

Con el cierraplaza, de nombre “Novillo”, dejó ir los trofeos otra vez con sus desaciertos en la suerte suprema. Había logrado conectar con el público, desarrollando un bonito toreo de muleta, pero se fue con las manos vacías.