Un nuevo terremoto sacudió este viernes a las 20.19 de la noche el sur de California (05.19 del sábado, hora peninsular española) solo un día después de que la región se sobresaltara con uno de los peores seísmos en lo que va de siglo. El terremoto marcó una magnitud 7,1 en la escala Richter y se pudo sentir con fuerza en toda la región de Los Ángeles. Se trata del terremoto más fuerte en la región en dos décadas. El sábado por la mañana, tras las primeras horas de luz, las autoridades no habían confirmado víctimas mortales, pero aún no estaba claro el alcance de los daños en los pueblos más remotos de la zona desértica donde se situó el epicentro.
El terremoto se inició en el mismo lugar que el que se produjo el jueves, en Searles Valley, cerca de la localidad de Ridgecrest. Se trata de una región poco poblada en el desierto de Mojave, a unos 200 kilómetros al noreste de Los Ángeles y a una distancia parecida de Las Vegas hacia el este. Según avanzaba la noche se comenzaron a conocer los daños en esa zona. Al menos 1.800 personas estaban sin luz y las televisiones locales mostraban una casa en llamas y una carretera local cortada por un desprendimiento de rocas y grietas en el pavimento, según informaron los bomberos del condado. Los periodistas y vecinos en la zona relataron en redes sociales escenas de gran nerviosismo.
En el condado de San Bernardino, al sur del epicentro, el departamento de bomberos tuiteó: «Casas movidas, grietas en los cimientos, muros caídos. Un herido leve». Poco después publicó en la misma red que había «numerosos escapes de gas» en la localidad de Trona (1.700 habitantes). Jed McLaughlin, jefe de policía del condado, dijo cerca de la medianoche que solo habían atendido dos incendios por escapes de gas, que fueron apagados rápidamente, algunos desperfectos en casas y «pequeñas heridas» como cortes y golpes. A pesar de los daños ne las casas, no se habían registrado derrumbes completos el sábado por la mañana.
El terremoto del 4 de julio se produjo a las 10:33 de la mañana, tuvo una magnitud de 6,4 y duró unos 10 segundos. En las siguientes horas se produjeron hasta mill réplicas. El viernes por la noche, lo que parecía una réplica superó la magnitud del terremoto original y duró alrededor de 40 segundos. Una hora después del segundo incidente se habían producido ya una veintena de réplicas, dos de ellas de magnitud 5,5.
La sismóloga Lucy Jones, del Instituto de Tecnología de California en Pasadena (CalTech), explicó en una rueda de prensa que “esto es una secuencia” sísmica y que “va a seguir”. La magnitud del seísmo del viernes hace que ahora sea considerado el terremoto principal de esta secuencia, de forma que el del día anterior era solo un aviso.
El terremoto de 6.4 era el más fuerte en la región desde 1999. “Se puede esperar aún otro fuerte”, dijo Jones, de al menos magnitud 6. El sismólogo Robert Graves añadió que hay «un 5% de probabilidades» de que a estos dos terremotos pueda seguir un tercero aún mayor.
Todo Los Ángeles y todo Las Vegas pudieron sentir el terremoto de este viernes por la noche. En el Thomas & Mack Center de Las Vegas se empezó a mover el marcador electrónico del partido de baloncesto entre los Pelicans y los Knicks y hubo que interrumpir el juego. El público abandonó el recinto. En Los Ángeles jugaban los Dodgers contra los Padres en un estadio de béisbol lleno. El partido continuó. Los espectadores de la CBS local pudieron ver en directo a los presentadores del informativo echarse debajo de la mesa al empezar a tempar todo el estudio en Burbank.
El terremoto tuvo el epicentro muy cerca de la superficie (900 metros), lo que explica que se sintiera en un área tan grande, pero el hecho de que se haya producido tan lejos de las grandes ciudades ha evitado grandes daños en infraestructuras críticas como autopistas, aeropuertos o las conducciones de agua de California. En Ridgecrest (28.000 habitantes), sin embargo, sí hubo decenas de emergencias de los bomberos, desperfectos en carreteras locales y al menos dos incendios en residencias. “Creo que Ridgecrest va a tener una noche muy dura”, dijo Lucy Jones.
Tras los terremotos, el gobernador de California, Gavin Newsom, declaró el estado de emergencia en los condados de Kern y San Bernardino, los más cercanos al epicentro. Newsom solicitó a la Casa Blanca la declaración presidencial de emergencia para poder activar fondos de ayuda federales.
La última vez que hubo víctimas por un terremoto en Los Ángeles fue en enero de 1994, con un seísmo de magnitud 6,7 con el epicentro en Northridge, al norte de la ciudad. Murieron 57 personas al caer edificios de apartamentos mal preparados para el terremoto y se partieron varios puentes de autopistas. La sismóloga Lucy Jones dijo que el sur de California tiene un terremoto de magnitud superior a 7 más o menos cada 20 años. El anterior fue en 1999 en Hector Mine, también en el desierto de Mojave.