Comunidad escolar, 7 criterios para mantener el barco a flote en lo que resta de la cuarentena

Por  Dr. Miguel Ángel Díaz Delgado

IISUE-UNAM

El confinamiento por el Covid-19 en México ha generado un collage tensiones institucionales y culturales que desafían la resiliencia de nuestra sociedad. En lo que respecta a lo educativo, las comunidades están dando cara a sus circunstancias; niños y adolescentes se encuentran en casa el día entero, con itinerarios que han rotado a la nocturnidad, el encierro multiplica la labor de los padres, la mayoría de los cuáles, siguen laborando y están preocupados por las situaciones venideras.

Las familias están expuestas a un estrés inaudito, papás y mamás se convirtieron súbitamente en auxiliares de profesores, atendiendo junto a los hijos, las tareas escolares para las cuáles no están precisamente formados. Ni qué decir de las localidades remotas, en la rururbanidad o en la periferia citadina, donde el acceso a internet es francamente pésimo, por lo que se corre un riesgo mayor de perder la conexión entre la escuela y sus usuarios. En las comunidades indígenas del país, multipliquemos lo severo de la adversidad por diez (1).

Para añadir a la complejidad, durante la cuarentena el magisterio está incursionando en la enseñanza en línea de manera imprevista, con baja formación en tecnologías, horarios extendidos, hijos en el hogar y una lista de entre 25 y 45 estudiantes por atender de manera virtual, por cada turno u hora laboral de clase que imparten.

Ante este golpe de realidad (2), las autoridades educativas parecen estar reduciendo sus expectativas de productividad expresadas en los primeros días, y más vale que sea así, porque, aun con las condiciones desfavorables ya descritas, tanto padres de familia, como el profesorado se las están ingeniando con sus propios recursos y estrategias para mantener el barco a flote.

Los avances más notorios en la educación básica durante el confinamiento, estriban en que familias y profesores procuran alfabetizarse mutuamente en las tecnologías digitales. Padres y maestros se están enseñando a usar aplicaciones que fueron diseñadas para el entretenimiento o la comunicación; Facebook, Tik-tok e Instagram son empleados, tanto para dar ánimos a los estudiantes, como para la presentación de temas educativos e incluso para la impartición de clases.

Grupos de WhatsApp entre profesores, directores y padres, apoyan en la organización y delimitación de los contenidos educativos, asimismo graban y utilizan videos del YouTube, para la enseñanza, además las sesiones en Zoom, donde se alojan reuniones entre supervisores y directores.

Las comunidades educativas, entre el ensayo y el error, si se quiere, están haciendo lo suyo para adaptarse a la contingencia; sin embargo, el comportamiento de la pandemia durante los próximos días puede volver a desestabilizar la actividad educativa a distancia –si es que en algún punto se ha regularizado-.

Para las ciudades con mayor densidad de población en el país, se avecinan tiempos difíciles en torno a la pandemia, el pico de casos de la enfermedad está por tocar su punto más alto (3); contrariamente, a lo que sucede en lugares con menor población, donde la cifra está decreciendo. Estas condiciones, aunadas a la información de países donde la pandemia ha sido superada, pueden generar confusión en torno al regreso a las actividades cotidianas.

Dada la situación, la comunidad escolar (padres, profesores, directores, estudiantes y supervisores) deben mantenerse alerta, bien comunicados, dando seguimiento a los canales de información oficiales, sin esparcir rumores y con estrategias específicas para la atención a la emergencia, pero más allá de ello, aquí mostramos otros siete criterios esenciales para que orienten en los días por venir.

  • Privilegiar lo emocional sobre los contenidos. Las afecciones psicológicas y emocionales de los estudiantes están a la orden del día, y los sentimientos de los padres de familia también pueden estar comprometidos por las necesidades laborales y económicas; por lo tanto, se deben regular –no suprimir- las tareas escolares y aumentar el estímulo, el sentimiento de logro de los alumnos y la voluntad por perseverar. Las autoridades educativas deben reducir la exigencia de “evidencias” de aprendizaje y acercarse comprehensivamente a registrar el avance de los alumnos, considerando que no es tiempo de evaluar, sino de acompañar.
  • Mantener comunicación clara y concisa. Será preciso que la comunidad escolar llegue a acuerdos mutuos, naturalizar la comunicación cordial; el profesorado debe explicar a los padres de manera coloquial cuáles son los pasos a seguir con respecto a la emergencia sanitaria, y los directores deben difundir en horarios adecuados la información esencial, además de sintetizar los avisos generales en la estrategia nacional.
  • Diseñar un plan. Debemos ser conscientes de que la normalidad que conocíamos no es la misma regularidad que observemos cuando termine la emergencia, y que, hay incluso probabilidades de que un rebrote del virus se presente. De esa forma, los profesionales de la educación deben crear una estrategia para el eventual y paulatino regreso, una que, si bien se atenga a las consideraciones oficiales, también presente variaciones acordes con las características de la población y la infraestructura escolar, ese plan debe ser también comunicado a todos de manera clara. Se requiere de una planeación ser concisa, por etapas y procesos explicados gráficamente, y que procuren sea asequible tanto a la interpretación de un estudiante, tanto como de un profesor.
  • Confiar en la profesionalidad de los profesores y directores. Si bien, es necesaria la opinión de padres y madres de familia en la coordinación y ejecución del plan escolar, es de agradecerse que generen confianza hacia el liderazgo de directores y profesores (4), que reduzcan la controversia –inherente a la dinámica escolar-, que se contribuya siguiendo las indicaciones de la escuela, bajo el entendido de que el plan diseñado por el bien común. Además, los padres de familia pueden aportar opiniones informadas en caso de que haya profesionales del sector salud o de la seguridad pública en la comunidad.
  • Dar apoyo especial a los más vulnerables. A la fecha ya deben estar identificados aquellos miembros de la comunidad con necesidades especiales, tanto de movilidad como de debilidad ante las enfermedades; para ellos, se requiere que el plan antes descrito contemple a personas de la tercera edad, con afecciones sistémicas y con restricción de movilidad, que, en primer lugar, requieren de compasión y apoyo para realizar sus tareas. La limpieza permanente de aparatos de movilidad, ayudarles en el transporte por sus necesidades esenciales y monitorear la salud de la población vulnerable, son acciones dignas de tener en mente.
  • Procurar la paciencia colectiva. Hay cansancio por la cuarentena, y, aun así, se debe procurar, sensatez y buena disposición, para ello será preciso apoyarse en la generación de una rutina diaria, que incluya estudio, ejercicio físico, entretenimiento y convivencia. No todo es redes sociales, también se pueden compartir juegos de mesa, videos, chistes, llamadas entre profesores y estudiantes, dibujar, escribir y compartir poemas, libros, cartas – ¿dije cartas? – para aportar a la serenidad, puesto que la paciencia será fundamental para solventar los días que quedan, e incluso sería necesaria ante un escenario indeseable después de cuarentena.
  • Incentivar la solidaridad. Desafortunadamente, el efecto económico directo en los miembros de las comunidades escolares es ya un hecho. Ante esto, la comunidad escolar puede solidarizarse anunciando y consumiendo en los negocios locales, además de contratar los servicios de los miembros de la comunidad de manera mutua. Hay que hacer anuncios, promociones, generar trabajo por medio de las tecnologías, que apoye, aunque sea un poco a la economía de sus miembros. También es importante preocuparse por quienes han perdido empleos, promocionar su actividad, y si, se detecta que alguien tiene hambre, enfermedad o necesidad, hay que acudir sin duda. Será preciso inculcar el valor solidario, que se había perdido en las lógicas de competición durante tantos años, ya no hay marcha atrás.

Con la descripción de la labor hecha por la comunidad escolar desarrollada al inicio, no se pretende romantizar el trabajo de profesores y directores de escuela, se sabe que, como en todos los ámbitos, en este lapso se han presentado disgustos entre profesores y padres de familia o estudiantes, también que seguramente hay desacuerdos en torno ciertas tareas escolares en casa, y que muchas de ellas, pueden estar fuera de contexto; sin embargo, se consideró esta narrativa a contratendencia de las voces pusilánimes que son bastantes en nuestro entorno, en un tiempo donde las circunstancias ya son lo suficientemente desafiantes, de tal forma, este texto resaltó lo que sí se está haciendo desde la comunidad escolar. Por otra parte, los siete puntos descritos, son solo criterios, punto de partida que no tienen un orden específico y que pueden ser reemplazados por otros, que más acomoden a la necesidad, según el contexto.

 

Referencias

Contratendencia.

Crítica y desmitificación socioeducativa 

Columna quincenal de análisis de la tendencia social y educativa global, expresa de manera ágil y con referencias manifiestas. Todo el público interesado puede acceder a ella, principalmente profesionales estudiantes e interesados en temas de Educación, Ciencias Sociales, Humanidades y Psicología. Se publica los lunes en el diario “Crónica Guanajuato”.

 

Biografía

Dr. Miguel Angel Díaz Delgado

Investigador del Instituto de Investigaciones Sobre la Universidad y la Educación (IISUE) en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Sus líneas de investigación son el “liderazgo educativo”, la “formación de directores escolares” y la “educación internacional comparada”, ha publicado artículos académicos en revistas internacionales indexadas y los libros “Modelos de investigación en liderazgo educativo, una revisión internacional” y “Formación de directores escolares, comparación de programas internacionales en el contexto de la gestión”. El Dr. Díaz ha impartido conferencias en universidades e instituciones de Australia, Canadá, Estados Unidos, Guatemala, Costa Rica y en todo México, actualmente es profesor de la Licenciatura en Pedagogía de la UNAM.